¿Es la doctrina del rapto de la Iglesia una enseñanza bíblica?

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Y recuerda: Toda doctrina que violenta la palabra bíblica, es decir que niega lo que la Biblia establece, niega lo que el Señor Jesucristo dice, o niega lo que enseñan los apóstoles no se puede llamar bíblica, pues realmente es antibíblica. 1Corintios 3: 10-15, Efesios 2: 20-22.

La unidad de la Iglesia

CONFERENCIA

LA UNIDAD DE LA IGLESIA

Por José Armando Cabrera

11-06-2009

CITA BÍBLICA Efesios 4: 1 - 6

La unidad de la Iglesia es algo que el Señor nos enseña que El quiere que sea real entre sus siervos. La Biblia con frecuencia trata este tema porque es de la voluntad de Dios.

En el Evangelio de Juan 17: 20 – 23 el Señor al orar al Padre le pide que todos sus discípulos sean uno, en el Padre y en el Hijo, para que sean perfectos en la unidad.

Sin embargo, en el tiempo de hoy la Iglesia se encuentra seccionada en muchas divisiones por razón de enseñanzas doctrinales, costumbres, modo de alabanzas, formas de interpretación, etc.

Son casi innumerables los concilios evangélicos e iglesias independientes que existen y cada día se siguen formando otros grupos. Se pueden notar algunas razones por las que sucede esto:

1) Hay quienes se han apartado de su congregación porque no están de acuerdo con una nueva norma establecida y deciden formar su propia congregación, de acuerdo a sus propias ideas y conceptos.

2) Otros líderes se han separado porque entran en desacuerdo por asuntos materiales y económicos de la administración de la congregación.

3) Desacuerdos han surgido por conceptos de interpretación de pasajes bíblicos que han producido múltiples divisiones en la Iglesia.

4) Algunos se han separado porque no quieren tener a alguien que les dirija, sino que ellos quieren ser reyes y señores.

En el ministerio de los apóstoles se presentaron algunos casos de desacuerdos en los cuales no se sintieron bien entre ellos, como sucedió cuando Pablo reprendió a Pedro por su actitud frente a los judíos y a los gentiles convertidos. Gálatas 2: 11 – 16.

También las discusiones por la circuncisión de los gentiles fueron motivo de dificultades diversas entre los hermanos, de tal modo que los obligó a reunirse para resolver este asunto y tomar una decisión unificada con respecto a los gentiles. Hechos 15: 1 – 29.

El mismo Pablo se vio en disputa con Bernabé, su compañero de ministerio, del cual se separó por causa de Marcos cuando iban a un viaje misionero. Hechos 15: 36 – 41.

El apóstol Pablo se vio obligado a resolver un problema semejante en la iglesia de los corintios, pues allí estaban contendiendo porque cada uno decía ser de aquel por medio del cual habían creído o por quien habían sido bautizados. 1 Corintios 1: 10 – 13; 1 Corintios 3: 1 – 4, 21-23.





Hay casos en los cuales la separación es conveniente para la obra de Dios, porque se dan situaciones en que hay que elegir entre la voluntad de los hombres y la obediencia a la voluntad de Dios:

1) Si el concilio toma decisiones de cambiar las buenas costumbres del evangelio por las vanidades del mundo, jamás podemos estar de acuerdo con esto.

2) Si con filosofía hipócrita quieren apartarnos del Evangelio bíblico para llevarnos por un evangelio mundano, jamás debemos apoyar esto. Gálatas 1: 6 – 10.

¿Qué pueden hacer los líderes de la Iglesia para destruir los muros divisorios que separan la Iglesia en muchos grupos?

1. Reunirse con el propósito de analizar las diferencias entre ellos, como lo hicieron los apóstoles y ancianos en Jerusalén. Hechos 15: 5 – 22.

2. Estar dispuestos a cambiar de actitudes para corregirse mutuamente teniendo como guía la Palabra de Dios.

3. Escuchar atentamente las opiniones de los demás hermanos para ver si en lo que nos protestan tienen razón bíblica.

4. No aferrarse a doctrinas de iglesias locales o concilios que se demuestre que no tienen asidero bíblico, sino que son mandamientos de hombres.

5. Tener todos la intención de cambiar a favor de obedecer la Biblia y nunca hacia la vanidad del mundo.

6. Perdonarse mutuamente las ofensas que hayan surgido, por las cuales han venido las divisiones.

7. Tener siempre presente que somos siervos de Dios y que a paz y amor nos ha llamado el Señor Jesucristo.

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