¿Es la doctrina del rapto de la Iglesia una enseñanza bíblica?

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Y recuerda: Toda doctrina que violenta la palabra bíblica, es decir que niega lo que la Biblia establece, niega lo que el Señor Jesucristo dice, o niega lo que enseñan los apóstoles no se puede llamar bíblica, pues realmente es antibíblica. 1Corintios 3: 10-15, Efesios 2: 20-22.

Analogía de Israel y los gentiles en la Iglesia


ANALOGÍA DE ISRAEL Y LOS GENTILES EN LA IGLESIA

La iglesia del Señor Jesucristo está integrada por todos los seres humanos de cualquier país que han confesado con sus labios que Jesucristo es el Señor y creído en su corazón que Dios le levantó de los muertos, según Romanos 10: 9-10, y que se mantienen obedeciendo la palabra del Evangelio.  Actualmente en nuestros días, es necesario que los que hemos aceptado al Señor Jesucristo como nuestro salvador entendamos cual es la posición de la iglesia de los gentiles respecto a la nación de Israel, para que no tengamos más alto concepto de nosotros que el que debemos tener.  Se requiere tratar esto porque hay un cierto grado de inclinación a favor de la iglesia en la enseñanza de hoy que ha provocado que se mal interpreten  pasajes bíblicos en los que la idea expresada por el Señor es para todos los creyentes en El, pero se le ha dado incorrectamente una aplicación para la iglesia cuando es de bendición, y para la nación de Israel cuando es de sufrimiento o tribulación, y esto se hace de forma indiscriminada porque existe un interés marcado de dar promesas selectivas a la iglesia, que el Señor no las ha dado de esa manera, pero que sin embargo se enseñan como si fueran palabra de Dios.  Demos un vistazo a las siguientes observaciones:   

a)      Dios escogió a Israel como su pueblo por la promesa que hizo a Abraham, a Isaac y Jacob, para dar a conocer a toda la humanidad que el creador del universo es El, que su Palabra llegara a todas las naciones y fueran todas bendecidas por medio de este pueblo escogido.  Génesis 12: 1-3; Génesis 17: 1-11; Génesis 26: 1-5; Génesis 28: 10-14; Exodo 19: 1-6.

b)      Los gentiles, que son las personas que no descienden de Israel según la carne, también fueron tomados en cuenta por Dios para que participen en la promesa que Dios hizo a los israelitas por medio de Abraham en Génesis 12:3 y 17: 12-13.

c)      De manera que la promesa de salvación se extiende a toda la humanidad para que se cumpla lo que Dios dijo a Abraham, Isaac y Jacob: “En ti y en tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra”.

d)     Los gentiles fueron protegidos por Dios en la ley que fue dada a Moisés para el pueblo de Israel, indicándoles que no debían hacer daño a los extranjeros porque debían recordar que ellos mismos fueron extranjeros en Egipto:  Exodo 12: 43-49, la pascua y el extranjero; Levítico 19: 33-34, amarás al extranjero...

e)      Debido a la rebeldía y dureza de corazón del pueblo de Israel Dios tuvo que castigarlo duramente y dijo que llamaría pueblo suyo a un pueblo que no lo era, y que esto lo provocaría a celos, siendo así profetizado por Moisés en Deuteronomio 32: 19-21, 43; por Oseas 1: 9-10 y 2: 21-23; por Isaías 11: 10-12, 65: 1-3, 65: 8-16; por David en 2 Samuel 22: 44-50 y tratado por Pablo en Romanos 11: 11-14.

f)       En el Señor Jesucristo, como simiente de Abraham, Isaac y Jacob, Dios hizo partícipes de sus promesas para Israel a todos los gentiles que crean en El.  Juan 1: 1-13.

g)      De esta forma el Señor Jesucristo funda la iglesia, formada por los israelitas que creyeron en El y luego añade a los gentiles, para que formen un solo pueblo santo, y que tengan parte con El en el reino de los cielos.  Juan 10: 14-16; Romanos 10:8-13; Colosenses 1: 15-23.

h)      Mirando el tratamiento de Dios con los pueblos para beneficiar a la humanidad, entonces los gentiles, como iglesia del Señor, no debemos creernos mejores que los israelitas porque a través de ellos Dios nos bendijo con la salvación y vida eterna a nosotros, según  Juan 4: 21-22.

i)        Así es que vemos que los gentiles convertidos al Evangelio no deben jactarse ni gloriarse frente a Israel porque entonces se comete el mismo error que cometió Agar con Sara, que cuando se vio que estaba embarazada de Abraham, lo cual le había sido concedido por voluntad de la esposa de él que era estéril, comenzó a menospreciar a su señora, según Génesis 16: 1-5.

j)         Los gentiles evangélicos siempre debemos tener presente que siendo olivo silvestre fuimos injertados por la misericordia de Dios en el buen olivo, cuyas ramas naturales fueron desgajadas por un tiempo, para que por nuestra fe participemos de sus buenas promesas y su rica savia, según Romanos 11: 13-21.

k)      El pueblo de Israel, después que pase su tiempo de ceguera y endurecimiento, será restaurado porque creerá en su Mesías y entenderá el plan de salvación establecido por Dios y llevado a cabo por medio de ellos mismos.   Así, las ramas del olivo bueno que fueron desprendidas volverán a ser injertadas en su lugar, al completarse la plenitud de los gentiles que han de ser salvos, según Romanos 11: 23-32; Zacarías 12: 9-14.

l)        Vemos pues, que la iglesia del Señor Jesucristo está integrada por israelitas y gentiles creyentes en El, como un gran rebaño del Señor, porque El mismo dijo a los judíos que tenía otras ovejas que no eran de ese redil y que a ellas también buscaría para llevarlas allí para que hubiera un solo rebaño y un pastor.  Y entendemos que aquellas otras ovejas a las cuales se refirió el Señor somos los gentiles. Juan 10: 14-16 y Romanos 15: 7-13.  Observemos lo que dice el apóstol Pablo a los efesios:  “Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.   En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.   Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.   Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.   Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca;  porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.   Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu”.  Efesios 2: 11-22.  Se puede completar la idea de este pasaje leyendo Efesios 3: 1-13.

m)    De este modo, los gentiles que le servimos al Señor, debemos entender que todas las profecías bíblicas fueron dadas a la nación de Israel porque ellos son la punta de lanza, la punta de flecha en el plan de Dios para todas las naciones,  Romanos 9: 1-5. Y dichas profecías tienen que verse y analizarse a partir de Israel y no de la iglesia hacia Israel, porque si lo hacemos invertido cometeremos error al interpretarlas,  porque después de todo, el Señor Jesucristo es el Rey de los judíos, y a nosotros que no somos judíos según la carne nos hizo israelitas por la fe que hemos depositado en El, haciéndonos parte de su reino por su misericordia.  Mateo 4: 23-25; Mateo  5: 3-12; 6: 31-33; 13: 36-43, 44-52; Romanos 9: 30-33; 10: 1-5.

n)      Los primeros receptores, predicadores y maestros del Evangelio del Señor Jesucristo fueron los  israelitas, siendo los apóstoles y discípulos quienes fueron designados para enseñarlo iniciando desde Jerusalén y para que llegara hasta lo último de la tierra a todos los gentiles.  Mateo 28: 16-20; Marcos 16: 14-18; Lucas 24: 44-49; Juan 20: 19-23; Hechos 1: 6-8.  Observemos este relato de Hechos 15: 1-20, donde los apóstoles hablan sobre la salvación de los gentiles:
“Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.  Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión.  Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.  Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos.   Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.  Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto.  Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.  Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?  Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.  Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles.  Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme.  Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.  Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:
Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.
 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.”

o)      Por causa de no conocer estas cosas de Israel, muchos hermanos yerran al leer la Biblia y se levantan interpretaciones proféticas fantásticas que procuran darle un grado muy elevado a la iglesia, por encima del que Dios ha establecido, y se olvidan que las profecías y bendiciones nos vienen a los gentiles por vía de Israel, a quien Dios le dijo que si guardaba sus mandamientos El los exaltaría sobre todas las naciones de la tierra y que sería cabeza y no cola.  Deuteronomio 28: 1-14.

p)      De modo que los gentiles cristianos, al ser bendecidos por Dios por medio del Señor Jesucristo, un israelita de pura cepa, no deben gloriarse ni despreciar a este pueblo, sino amarlo, orar por la paz de Jerusalén y de la nación de Israel, y no hacer lo que han hecho muchos cristianos, que al creerse más buenos y mejores que la nación judía, han despreciado y dado su visto bueno para que el mundo los abomine, los odie y los rechace, acusándoles de todo tipo de cosas injustamente, apoyándose en el dicho de que ellos fueron los que mataron al Señor en una cruz.  Génesis 27: 26-29; Salmo 122: 1-9.  Y debo agregar que todo gentil que cree en el Señor Jesucristo, por esta fe puesta en El, pasa a ser israelita de corazón, tal como lo dice el apóstol Pablo a los corintios: “Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos.”  1 Corintios 12: 2.

q)      Y también debemos de saber algo más, que es un misterio de Dios:  ningún otro pueblo podía sacrificar al Cordero, porque la pascua que se celebró en Egipto para que los hebreos fueran libres de su esclavitud, y que Dios ordenó que celebraran todos los años en memoria de su libertad, también ellos eran los únicos que debían celebrarla con el Cordero del nuevo pacto, cuyo nombre es Jesucristo, para dar facilidad de que por medio de su sangre derramada toda la humanidad pudiera ser libre de su esclavitud del pecado y pudiera entrar en la vida eterna, solamente por la fe en El.  Exodo 6:1-8; 12: 1-50; Isaías 53: 7; Juan 1: 29-36.  En Apocalipsis, el Señor Jesucristo como Cordero  inmolado vencedor, es quien ejecutará su ira, su venganza, sus bodas, y su victoria con los santos redimidos por su sangre:  Apocalipsis 5: 6; 6: 16; 12: 11; 14: 4; 17: 14; 19: 7; 21: 9.

r)       Las bendiciones de Dios que la humanidad ha recibido por vía de Israel son múltiples, pero quiero mencionar algunas específicas, como son:  El conocimiento de un solo Dios creador, que no fue un invento suyo, sino que El se le reveló a ellos; leyes humanitarias, de justicia y de todo tipo para el bienestar de la sociedad; la Biblia, libro santo que nos revela el trato del Creador con su creación; el Mesías, Jesucristo, nuestro salvador; el Evangelio, que cuando es aceptado en el corazón y practicado en la vida por la fe en el Señor Jesús, transforma al ser humano malo y dañino en una persona sana y útil a la sociedad; Etc.  A todo esto habría que añadir la larga lista de hombres y mujeres israelitas que han dado su aporte a la humanidad en los diversos campos de la ciencia, la política, las artes, la economía, Etc.  También, por medio de la historia bíblica de esta nación, podemos perfectamente comprobar en el día de hoy el cumplimiento verídico de las profecías, pues ella es una nación profética por designio de Dios. 

s)       Entre las cosas que erróneamente se enseñan como privilegios especiales de Dios para la iglesia suya están las siguientes:  Una venida especial y oculta del Señor Jesucristo para la iglesia exclusivamente, de la cual nadie se dará cuenta, ni siquiera Israel, sino solamente los salvados; una resurrección especial para la iglesia, diferente de la que dice Apocalipsis 20: 4-6; la iglesia no tendrá que testificar del Señor Jesús frente al anticristo, porque por eso aceptó el Evangelio;  en los capítulos de Mateo 24 y 25, todo aquello en que haya que sufrir y padecer por el Señor le corresponde a los judíos, como son tribulación y gran tribulación, aborrecimiento, muerte; pero la venida del Señor como ladrón, como relámpago, es para la iglesia.  Pero yo me pregunto, ¿ese fue el mensaje que el Señor habló a los discípulos en su respuesta?  ¿No fueron los discípulos y apóstoles judíos los que hicieron las preguntas de su venida al Señor, y a éstos El les dio su respuesta completa, en todo lo relativo a su regreso a Israel por segunda vez?  ¿No fueron estos mismos apóstoles los fundadores de la iglesia del Señor Jesucristo?  ¿Cómo es que con tanta superficialidad y alegremente se distribuyen las cosas que dice el Señor en su respuesta entre la iglesia e Israel?  ¿Por qué no se entienden y enseñan las palabras del Señor con la misma sencillez y claridad con que El las expresa, sino que los intérpretes las complican y enredan a su antojo, impidiendo que los hermanos comprendan lo que realmente dice el mensaje bíblico?  Tenemos que revisar y corregir nuestras enseñanzas al pueblo de Dios.
Publicado el 13-02-2010           José Armando Cabrera



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